Espero les guste... y les cause grandes erecciones y ganas de follar como las que mantengo yo cada día. Es que follar... ufffffff es de los grandes placeres de la vida y enterrarla en un hoyo cerrado es un placer aún más grande e indescriptible.
¡se encerró en el baño!
Se trata de Alejandro, un hermoso muñeco que no alcanza a tener los 19 años, sumado al evidente hecho que aparenta menos edad de la que tiene. Es blanco, cabello liso y oscuro, ojos profundos, tes muy bien cuidada y de estatura promedio (como me encantan). A pesar de su inclinación a ser del interior del país tiene un buen culo; el cual además de lo bonito que se ve por fuera, es rosadito y algo apretado, por lo menos para este entonces lo era. Nos conocemos de algún lado que se hace irrelevante mencionar, pero nada del ambiente gay, hablábamos dentro de lo que se debía y hasta ahí llegaba nuestra relación. Alguna vez para evitar que yo lo siguiera molestando con una de sus amigas echándosela como pretendiente, me dijo que él no estaba interesado en ella, que a él le gustaba otra persona. En ese momento pensé que el no sería capaz de mencionarme lo que antes me había parecido una impresión, pero lo hizo, al preguntarle que de quién se trataba, titubeó un par de veces como quien no quiere decirlo, pero en realidad con ganas de explotar: "tú, tú, eres tú quién me gusta" me dijo. No le dije nada más, a lo que él quiso insistir con la conversación. Le comenté que yo tenía novia y que poco me interesaba ese cuento, pero que sí me daba curiosidad. Finalmente, en un ataque de arrechera le dije que estaba solo en mi apto, a lo que inmediatamente me preguntó si no quería su compañía; le respondí que si quería llegar a cantar un rato que yo le tenía el micrófono listo. Me dijo que no comprendía. "ahh es que usted es un bebé que no entiende muchas cosas. Vengase ya mismo que aquí le tengo su tetero pa que lo chupe bebé" le dije. Sonrió y quedamos en que llegaría a la hora.
Cuando llegó, yo lo esperaba en una pantaloneta de entrenar que había usado dos días antes y que ya estaba en la ropa sucia, sin ropa interior además. A penas le abrí la puerta lo saludé y le dije que sí quería chupar y él solo me miraba sorprendido por la forma como yo en mi faceta de morboso le estaba hablando (más tarde me confirmó que le gustaba). Lo arrodillé, me saqué la verga, que ya había empezado a crecer por el ambiente sexual alrededor de mi cabeza planeando todo lo que le iba a hacer, y se la metí en la boca, me le culié, me le follé, le penetré la boca como a una vagina virgen, de poquito y con engaños hasta meterla toda en lo mas hondo y profundo de su garganta. LO miraba fijamente mientras él me buscaba con su vista llorosa y le hacía ademanes con las cejas indicándole que yo sabía eso era lo que él quería. Hice lo mismo por un largo rato, así que me la chupó hasta que ya se cansó. Como estábamos en la sala cuando lo puse de rodillas, lo levanté y lo puse contra la pared donde le sobaba mi verga a reventar sobre su pantalón. No pasó nada de tiempo para que yo se lo bajara con mucha prisa y con poca delicadeza, algo que dentro de mi arrechera me caracteriza. De igual forma le subí la camiseta rosada que traía puesta y empecé a sobarle mi verga entre sus nalgas al tiempo que acariciaba y mordía su espalda. Él se veía complacido, sin embargo alcancé a sentir algo de nervios, pero no sabía porqué.
Cuando le dije que se la quería meter me respondió que por qué tan pronto, pero era apenas el momento indicado después de todo lo que él ya había chupado y todo lo que se la había rozado entre sus nalgas. Entonces comprendí los nervios que le había notado antes.
Lo hice desnudarse completamente y lo tiré en la cama boca abajo, pero no a lo largo de la cama como usualmente se hace, si no de lado a lado, es decir que sus piernas le quedaban afuera de la cama. Esas nalguitas blancas me tenían a mil, me tiré sobre él nuevamente sobandole el culito y le empecé a apretar y a dar nalgadas, le mordí toda la espalda suavemente. Me puse el látex y mucho lubricante para intentar entrar en su hoyo apretado. Empecé a puntearlo y a jugar pasandole la cabeza de mi verga sobre su ano como para meterla pero dandole brocha realmente. Me encantaba verle placido y extasiado con las piernas abiertas y las nalgas paradas. Me decidí a entrar y empecé ahora si a puntearlo logrando sentir ese bicho bien apretado que no me dejaba ni asomar la cabeza de mi verga a sus entrañas. En tanto yo quería entrar él se iba rodando hacía adelante y yo lo seguía hasta que llegamos al otro borde de la cama y entonces me levanté lo cogí por las piernas y lo regresé a la posición inicial con las piernas afuera de la cama. seguí intentando pero ya esta vez más decidido, me daba algo de temor ser muy fuerte y hacerle daño, pero cuando hay arrechera eso no vale, no obstante trataba de controlarme. Él seguía rodándose y llegamos casi al otro borde de la cama y siempre esquivándose, levantando la espalda, moviendo la cola cuando sentía que yo estaba lograndolo, en fin, siempre esquivando mi verga y eso me arrechaba más todavía. En esta segunda ocasión no lo volví a su posición inicial si no que continué ahí mismo para ver si se iba a salir de la cama. Y empecé a sentir como su culito se iba abriendo al tiempo que mi verga iba encontrando acomodo; ya la cabeza estaba, como dicen los médicos en los partos, coronando. Sin embargo, Alex no estaba comodo, empezó a quejarse y de repente dio un grito en seco pidiendo que parara y que no se la metiera; me rechazaba y por supuesto se la saqué y me quité de encima, a lo que él inmediatamente se levantó de la cama con una cara de terror y SE ENCERRÓ EN EL BAÑO. "Es tarde, es tarde, ya me tengo que ir" decía. Pero tarde para qué me preguntaba yo. En su voz se sentía el miedo. Y YO pasmado con la arrechera a mil que justo cuando le estaba entrando se asustó. Le preguntaba que le había pasado y me decía que nada. Le dije que saliera y me dejara rozarlo como antes para llegarme en sus nalgas que ya me quería llegar. Abrió la puerta y me miraba diferente, con temor, pero con ganas. Lo tiré sobre la cama en la misma posición y me sobé mi verga para ponerla potente otra vez ya que se estaba empezando a dormir. Como supuestamente iba era solo a darle brocha para eyacular, empecé a hacer lo mismo y luego cogía mi pene y le pasaba la cabeza por todo el botón, se retorcía de placer y yo le preguntaba que si le gustaba a lo cual el asentía.
Finalmente, intenté punteando nuevamente hasta que otra vez con el culo dilatadito sentí como la cabeza iba abriéndose paso en el interior de su ano. Alex trató una vez más de zafarse y se quejaba; sin embargo, esta vez no lo dejé, le puse una mano en su cuello y con la otra me apoyaba en la parte baja de su espalda para mantenerlo controlado. Él logró levantar su espalda para hacerme salir e impedir que siguiera entrando, en realidad le dolía, siendo esta su tercera vez, pero después de mucho tiempo. CON su espalda levantada y casi a punto de sacarme otra vez, yo más robusto y fuerte que él, con mi verga a mil y la arrechera en su punto, no estaba dispuesto a perder mi tiempo nuevamente. Así que lo abracé por la espalda, cubriendo todo su cuerpo con mis brazos al tiempo que lo apretaba fuerte, empecé a morderlo en la parte superior de los hombros y hasta lo besé en sus mejillas, ha sido el momento en el que nuestras bocas han estado más cerca. En la parte de abajo, me movía suavemente y como él insistía en zafarse, sin temores, sin contemplaciones, sin consideraciones se la hundí toda, toda, todita toda hasta el fondo de su ano, él pegó un gritico seco y retorció la espalda hacia arriba,(UNA DE LAS MEJORES PENETRACIONES QUE HE HECHO EN MI VIDA, AL PUNTO QUE EN TANTO ESTOY ESCRIBIENDO LA TENGO DURA COMO SIEMPRE, PERO EN ESTE MOMENTO ME DIERON MÁS GANAS DE CULO) pero yo lo seguía abrazando y le decía que ya, que ya estaba adentro y ahora venía lo rico, me quedé quieto por unos segundos y luego seguí moviendome con ese pase suave que hacemos los que hemos roto culitos asi de sensibles y por supuesto aquellos mismos a quién se los han roto. Le seguía hablando suavecito al oído mientras lo abrazaba con un tono entre seductor y cínico: "ya la tienes adentro, ya no puedes hacer nada, el dolor se pasa ahora, vas a disfrutarlo, yo se que en el fondo te gusta, quieres que la saque?" él sólo respiraba y permanecía callado, empecé a incrementar los movimientos chacareros de mi cintura un poco más rápidos y pude notar que efectivamente ya el dolor había disminuido, él estaba más suelto y se veía complacido. De repente se la saqué y se la volví a meter con la misma velocidad, volvió a sentir el dolor y esta vez puedo decir que me lo empecé a culiar, ya no más movimientos suaves, ya no más maricaditas, ahora si venía el momento que determinaría un siguiente polvo con Alex (ayyyy como se me para la verga al recordar este momento). Se la metía y se la sacaba hasta la mitad, luego se la empujaba hasta el fondo, hacía movimientos secos, es decir de un solo dar para que sintiera mi verga hasta los huevos que le resonaban en la parte baja de su culo. Le dí palmadas en las nalgas que ya no se veían blanquitas como al principio, estaban rojitas y su espalda toda llena de mordiscos. LLEGÓ el momento de aterrizar y entonces seguían mis movimientos seguidos y sin pausa, él boca abajo, yo apoyado en su espalda pero erguido, dándole verga como hacía rato no cogía a nadie, este era uno de esos polvos que sabes que es diferente; lo continué haciendo hasta que sentí que la tenía en la punta y entonces me incliné hacia su espalda y me lo seguí comiendo pero esta vez haciendo no solo fuerza en mi pelvis para que el sintiera mi verga, si no en todo mi cuerpo, en mis piernas sobre las suyas, mi abdomen sobre su espalda, mis brazos cubriendo los suyos y mi boca hablándole "porquerías" al oído. Exploté... aterricé y como siempre suelo hacerlo me estremecía sobre su cuerpo gimiendo y respirando por la boca con todo mi aliento reposado en su cara. Seguía moviéndome suavemente para que mi pene sacara hasta la última gota de semen sintiéndome complacido y más que satisfecho. HICE que se la iba a sacar, pero le di el último placer a mi verga que aún estaba dura y se la enterré otra vez hasta que finalmente me despegué de su cuerpo. Alejandro ha sido uno de los mejores polvos que he tenido y sigo teniendo, ya que después de esta vinieron muchas veces más enterrandosela sin compasión al punto que ya está más acostumbrado. Cuando nos tiramos a la cama a reposarnos y a hablar de lo que había pasado, se sentía apenado y me dijo que lo había violado, pero que le HABÍA ENCANTADO!!!