lunes, 2 de marzo de 2015

Misión Cumplida




Llegó a la cita acordada. Se demoró un poco porque tuvo complicaciones con el transporte, pero finalmente estaba aquí. Desde que llegó a la puerta lo arrodillé y le puse la verga en la boca, la cual no me había lavado desde el día anterior, ¿se imaginan como podría estar? Sumándole a las horas sin bañarla estaban las muchas veces que lubriqué por estar viendo porno y escribiendo relatos por varias horas, como también las muchas veces que me la toqué. Un poco antes de que él llegara le pasé la mano y la olí, y tenía ese olor fuerte a verga que tanto nos gusta imaginar que nos la chupen así. Su primera reacción fue saborearla y noté que le gustó, la agarraba y la chupaba con las ganas de algo deseado por mucho tiempo. Lo hice atragantarse varias veces inclinado hacia él con mi pelvis en su cara y su cabeza sobre el marco de la puerta de mi apartamento. Era tarde en la noche por supuesto. Él se la sacaba, le chupaba la cabeza y volvía a desaparecerla hasta llegar a su garganta. Ha sido uno de los mejores chupadores que he conocido. 
Luego, lo hice caminar de rodillas para cerrar la puerta, me gustaba su sumisión para complacerme, eso me arrechaba más. Lo cogí por la cabeza fuerte y le dije que iba a seguir chupando a lo que me respondió que le encantaba hacerlo. En esta ocasión planeé ser más cerdo, así que con mi verga al cien por ciento lo golpeaba en la cara, lo hacía abrir la boca y metérsela de una hasta la garganta, la rechazaba al sentirla toda adentro por largo rato, pero entonces sonreí hacía adentro y en más de cinco ocasiones se la dejaba adentro haciendo fuerza cuando él me empujaba hacia atrás al sentir que se ahogaba. Él hacía fuerza también hasta que se la sacaba cambiándole el ángulo a la cabeza, se lagrimeaba y seguía en lo suyo. Luego, lo llevé a la cama lo puse boca arriba le pasé la verga varias veces por el culo sobándoselo con la cabeza. Lo disfrutaba. Me puse el preservativo y se la metí poco a poco hasta que mirándolo a los ojos se la enterré en un impulso. Le di verga y lo cambié de posición. Lo puse boca abajo sobre el borde de la cama y se la empujaba toda. Él levantaba la espalda. Luego, lo puse de lado, para finalmente volver boca arriba donde le dije que se masturbara que me iba a llegar. Le di con más fuerza y él me miraba fijamente mientras me llegaba, seguramente impactado de la transformación que sufro cuando me estoy ordeñando. Él aterrizó justo después de mi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario